
A la hora de tomar la decisión sobre si vender o un establecimiento hotelero, la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿mi hotel es rentable? Parece una pregunta sencilla, pero en realidad no es tan fácil identificar la rentabilidad que ofrece el alojamiento. Te mostramos los diferentes parámetros que van a determinar este factor a la hora de comenzar el proceso de venta del negocio.
¿Cómo se mide la rentabilidad de un hotel?
El indicador de negocio que se utiliza para medir la rentabilidad del establecimiento hotelero es el ingreso medio por habitación disponible, lo que se denomina en inglés RevPar (revenue per available room). Con este indicador, considerado como un estándar clave en el sector, se puede calcular la rentabilidad del hotel en un periodo determinado.
Asimismo, es un indicador de gran utilidad a la hora de calcular la efectividad la política de precios del establecimiento. También te puede ofrecer una opción para medir la competitividad del alojamiento con respecto a la competencia más cercana.
Tan importante es este indicador, que hasta el Instituto Nacional de Estadística solicita a los hoteles que indiquen el ingreso total por habitación sin considerar el desayuno o la media pensión.
¿Cómo se puede calcular el ingreso medio por habitación?
La fórmula es muy sencilla: se trata de dividir el ingreso total entre el número total de habitaciones disponibles. Sencillo. Para ello vamos a poner un ejemplo práctico:
Nuestro hotel cuenta con 100 habitaciones
Se han reservado 80 a un precio de 100 por habitación, en cambio las 20 restantes no se han reservado y han quedado vacías.
Recaudación total: (80×100) = 8.000 euros
Ingreso medio por habitación: 8.000/100= 80 euros.
Este sería el ingreso medio que se obtiene por habitación. Esta fórmula no tiene en cuenta los servicios que ofrece el hotel como el desayuno, media pensión u otros añadidos como spa, gimnasio, internet o actividades para los hospedados.
Por otro lado, hay que tener en cuenta los salarios de los trabajadores del hotel, el volumen de los costes fijos y variables, las compras que realiza el establecimiento, la inversión en mejoras de las instalaciones o financiación que tengamos pendiente.
De este modo, hay que que tener en cuenta todos estos gastos y ver si el precio medio por habitación es capaz de sostenerlos. De no ser así, el hotel puede entrar en una situación preocupante dado que, el volumen de gastos sería superior al de ingresos y la rentabilidad se vería comprometida.
Lo más recomendable en estos casos es recurrir a un experto que pueda ayudar en la gestión del establecimiento hotelero o, en caso de que el hotel no haya entrado en una dinámica de pérdidas, venderlo para recuperar la inversión y poder hacer frente a las posibles deudas. Sobre estas últimas, es importante dejar resueltos préstamos así como las obligaciones económicas con los trabajadores antes de llevar a cabo el traspaso de la propiedad ya que, el comprador no va a querer hacerse cargo de un negocio que arrastre deudas y, mucho menos, con el equipo de trabajo.
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